viernes, noviembre 22

No culpes a la playa: cuáles son los riesgos de la exposición solar descuidada

Llega el verano y con el las altas temperaturas que predisponen a la población a pasar mas tempo al aire libre. Caminar por la costa, recorrer lugares emblemático, pasar tiempo al aire libre en campings o simplemente ponerse gafas, agarrar la reposera y bajar a la playa son las posibilidades frecuentes. Pero, la llegada del calor predispone a la piel a enrojecimiento, inflamación quemaduras y enfermedades. Es por eso que los profesionales advierten sobre la importancia de tomar los cuidados necesarios para que, un día de playa no se convierta en un complejo problema de salud.

Este jueves, luego de la presentación de la campaña “Proteger está en tus manos”, desde Laboratorios Andrómaco, especializados en la producción de protectores y bloqueadores solares, entre otras lociones, detallaron que si bien el protector solar debe usarse todo el año e incluso en lugares cerrados con exposición de luces visibles porque la radiación aumentó en los últimos tiempos. “El riesgo de quemaduras y el daño crónico del sol es acumulativo y puede generar lesiones precancerosas, el envejecimiento prematuro de la piel y el eventual desarrollo del cáncer cutáneo”.

“Es recomendable usar protector solar con un FPS de 50 o más, aplicándolo de manera uniforme y en cantidades suficientes, al menos 30 minutos antes de la exposición al sol. Es importante reaplicarlo cada 2 horas, así como después de una sudoración intensa o al salir del agua. Además, se aconseja evitar la exposición al sol entre las 10 y las 16 horas. Es importante cubrir con protector zonas delicadas como
las orejas, los empeines, la nuca y entre los dedos. Así como también tomar mucha agua y usar sombrero”, detallaron a 0223.

Desde el laboratorio explicaron además que es importante aclarar que no hay diferencias en las edades, no se deben emplear protectores en menores de seis años. A partir de ese año, se recomienda usarlo solo en las superficies que no puedan ser cubiertas con ropa y sombrero. Los niños deben usar protectores de niños que tienen distinta composición.

En cuanto al retoque de protector, en tanto, la protección que da un producto es de dos horas. Si dice FPS50, el FPS50 está asegurado, siempre y cuando esté colocada la cantidad adecuada. Después de ese tiempo, empieza a caer, por eso se recomienda reaplicar cada dos horas. Pero si hubo uso de baño de mar, pileta o excesiva sudoración, debe ser antes.

Si bien la piel es el órgano en el que se hace foco con el cambio estacional, en verano también se incrementan las consultas por caída del cabello, tanto en hombres como en mujeres. Esto puede darse por varios factores, pero en la mayoría de los casos se debe a la falta de un protector/bloqueador solar en el cuero cabelludo.

“A las agresiones externas habituales como la polución, en verano se le suman los rayos de sol, altas temperaturas, el cloro que se utiliza en las piscinas  o la propia sal del mar e internas como el exceso de sudoración”, explican los especialistas.

Las altas temperaturas del verano no solo aumentan la sudoración, pudiendo ensuciar el cuero cabelludo y empeorando la respiración de las raíces, también repercuten en la propia estructura del cabello. “El calor excesivo puede debilitar las proteínas estructurales del cabello, volviéndolo más frágil y susceptible a la rotura”, precisa la experta que describe esta agresión como estrés térmico.

Si bien es más común relacionar los problemas dérmicos con el sol, el verano puede traer complicaciones en la vista. Los ojos también quedan expuestos al sol, al calor y al agua del mar y de la piscina, entre otros factores que ponen en riesgo su salud. De hecho, las enfermedades oculares como la conjuntivitis, alérgica o infecciosa, o la queratitis suelen ser motivo de consulta en esta época del año.

La principal medida para prevenir lesiones oculares típica en verano es usar gafas de sol opacas especiales, como las del solárium, para tomar el sol. Además, en caso de tener el ojo seco, es recomendable aplicar lágrimas artificiales con mayor frecuencia.