domingo, marzo 9

Carisma, energía y cuartetazo: hace 25 años, Rodrigo paralizó Mar del Plata con un show histórico

Se cumplen 25 años del recital más convocante de la historia de la ciudad. Más de 100 mil personas gritaron “Soy Cordobés”. “Lo que pasó con Rodrigo es algo que no había visto nunca”, recordó Juan Alberto Mateyko.

La temporada 1999-2000 encontró a Rodrigo Bueno en su mejor momento profesional. Consagrado como un referente de la música cordobesa y liderando los charts nacionales, “El Potro” realizaba maratónicos recitales en diversos puntos del país y, aquella temporada visitó cinco veces la ciudad.

Luego de tres presentaciones en el mes de enero en el teatro Radio City y un mini show en una tarima en el hotel Hermitage después de una participación en el programa “Almorzando con Mirtha Legrand”, el último concierto fue el más impresionante en la historia reciente de Mar del Plata: reunió a más de 120 mil personas en un recital de una hora y media en el cierre de la temporada el 24 de febrero del 2000.

“Lo que pasó ese verano con Rodrigo fue algo que no había visto nunca”, recordó Juan Alberto Mateyko, que por entonces conducía el ciclo “La movida del verano”. Aquella temporada, el Potro se encontraba en la gira promocional de “Rodrigo a 2000”. Era la época en la que los programas de música tropical copaban los fines de semana televisivos y él ponía el broche de oro a años de trabajo a pulmón tratando de instalarse como un referente del folklore cordobés.

Semanas antes se había anunciado el cronograma de recitales del ciclo “Noches de Verano. Cultura para todos” impulsado por la Provincia de Buenos Aires. Por el  ciclo, que se llevaba adelante los viernes, habían desfilado Mercedes Sosa, Soledad, Julio Bocca, y Los Nocheros y Divididos. Para el cierre, desde el gobierno de Carlos Ruckauf habían anunciado a “El Potro”. La expectativa era total.

Por la tarde, luego que su padre salió del trabajo, Mariana y su familia se dirigieron a Las Toscas provistos de un equipo de mate, galletitas y sandwichs que compraron en el camino. La hoy docente tenía en aquel entonces 13 años y desde que se había enterado que el artista iba a dar un show gratuito se puso en campaña para que sus padres la dejen ir a ver a su ídolo. “Era re fanática, me compraba todas las revistas y hasta una colección de unas estampitas que venían con las canciones atrás, re bizarro”, recuerda con una sonrisa.

Como a su familia no le generaba seguridad que vaya con sus compañeras de escuela “en plan recital con amigas” porque estimaban que podría convertirse en una marea humana, decidieron acompañarla. Dos días antes compró una cartulina “que venían re grandes” y un fibrón para dejarle un mensaje al ídolo. “Nos sentamos en una lomita de pasto, yo quería ir abajo pero no quisieron mis viejos, había mucho sol y nos pusimos abajo de una palmera, pero veíamos bien….ni vio mi cartel” dice 25 años más tarde con una carcajada. Sentados bajo el árbol, los Suárez esperaron la hora del recital.

“Tenía 20 años y ese verano con dos amigas y mis primas seguíamos todos los recitales que se hacían en la playa y nos enteramos que venía Rodrigo”, recuerda Luciana a este medio y agrega que el grupo de jóvenes decidió ir temprano a la playa, para luego dirigirse al anfiteatro de Las Toscas y conseguir una buena ubicación para el recital. “Cuando llegamos ya había muchísima gente, era una locura”, dice.

Poco después de las 21:30 Marixa Balli, enfundada en un mono largo celeste, subió al escenario dispuesto con tres pasarelas y dos pantallas laterales y anunció el inminente arribo de Rodrigo. Empezaron a sonar los timbales y, en cuestión de minutos, apareció Rodrigo, con el pelo teñido de violeta, remera negra, jeans y zapatillas. “Revienta la feliz, Mar del Plata a full” dijo el cuartetero y comenzó a entonar “Yerba mala”. ”Cuarteteando así, con el corazón”, arengó Rodrigo mientras el público lo seguía hipnotizado.

Las más de cien mil personas que se habían dado cita en el lugar estallaron en un grito eufórico e iniciaron una suerte de pogo. El paseo Las Toscas se había convertido en una verdadera fiesta cuartetera.

Cartulinas, banderas,  remeras de Belgrano de Córdoba sobresalían en la masa humana que cantaba cada uno de los hits que entonaba El Potro. “Me dicen que hay 300 mil personas. No sé, yo veo gente para hacer dulce acá”, dijo Rodrigo, que no daba crédito a la convocatoria que había en el lugar, mientras quienes se encontraban en los edificios de la costa prendían y apagaban la luz y se asomaban a las ventanas para ver el espectáculo. “Esos tienen palco preferencial”, comentó  el cantante con una sonrisa.

Durante una hora y media, Rodrigo cantó, bailó y recorrió el escenario de punta a punta demostrando su oficio. “Para nosotros es un gusto estar compartiendo con ustedes nuestra música, el folklore de Córdoba”. La playlist del recital se completó con “Cómo le digo”; “Fuego y pasión”; “Voló Voló”; “Qué ironía”; “Amor clasificado”; “Ocho cuarenta”; “El aprendiz”; “Si tu supieras”; “Por vivir jugando”; “El viaje”; “La danza del chivo”; “Lecho vacío”; “Lo mejor del amor”.

“Esto es lo que estuve haciendo fuera de mi casa: defendiendo el cuarteto. Gracias”, dijo Rodrigo después de casi una hora y media de show y dejó el escenario. La gente comenzó a aplaudir y a corear los clásicos “No se va, Rodrigo no se va” y “Una más y no jodemos más”.

El cuartetero volvió al escenario. “El día que se acabe la competencia, se termina mi carrera”, dijo y agregó a modo de introducción al tema de cierre del recital. “Esto es para alguien que extraño mucho y que quiero con toda mi alma” dijo.

Arrodillado en el escenario el Potro siguió: “No me odies, yo te quiero más que a nadie. Estoy defendiendo lo tuyo, ese matrimonio que tuvimos y que lamentablemente nos separamos por estupideces de la gente que no sabe ser gente. Gracias a mi ex matrimonio y a mi nuevo matrimonio: ¡Córdoba, para vos, Te amo!” gritó y todos los presentes bailaron y cantaron “Soy Cordobés” en medio del show de fuegos artificiales que dio cierre definitivo a la presentación.

Fue la última vez que Rodrigo visitó Mar del Plata. “Arrollador suceso de Rodrigo”, escribió en su edición del 25 de febrero el diario La Capital en su tapa. Cuatro meses más tarde, Rodrigo volvía a paralizar al país en todos los medios. De madrugada, cerca de las 3.30, el cordobés había perdido la vida en un siniestro vial cuando volvía de dar un show en una bailanta de la localidad bonaerense de City Bell y su camioneta despistó, chocó contra un guardarrail y volcó. Falleció en el acto.